La frase del título refleja perfectamente la realidad de muchos inversores actuales.

Orlando Bravo, fundador del gigante del capital privado Thoma Bravo, habló recientemente en un evento en Miami sobre un fenómeno bastante interesante: esta ola de entusiasmo por la IA ha dejado al sector inversor más confuso que nunca.

¿En qué consiste esa confusión? Según él, el mercado privado está impregnado de una sensación de FOMO —el miedo a perderse la próxima gran oportunidad—. Como resultado, muchas instituciones, por subirse a la ola, están invirtiendo a toda prisa y probablemente acabarán lamentándolo después.

Pero el problema no termina ahí. En el mercado público, los inversores están obsesionados con los múltiplos de PER. ¿Todavía no has empezado a generar beneficios? Lo siento, tu cotización se desploma. Los criterios son muy estrictos.

Bravo también mencionó una situación aún más sorprendente: esas instituciones LP de primer nivel mundial —sí, los grandes inversores con enormes sumas de capital— ahora están optando por quedarse al margen. "En mis 30 años de carrera, es la primera vez que veo algo así", comentó. Estas instituciones temen que las valoraciones en el sector de la IA sean demasiado infladas y arriesgadas, y prefieren entender bien los productos y la tecnología antes de lanzarse.

Así que la situación actual es: los que están fuera temen quedarse fuera, y los que entran temen quedarse atrapados. La IA está en auge, sí, pero este auge tiene a los inversores con el corazón en un puño.