¿Qué hace que una plataforma digital sea realmente valiosa? La capacidad de las personas para expresarse dentro de los límites legales, sin restricciones innecesarias. Esa es la base de cualquier ecosistema verdaderamente abierto. Cuando una plataforma se convierte en el equivalente digital de un espacio público, necesita equilibrar accesibilidad con responsabilidad — dando espacio a las voces para ser escuchadas mientras respeta la ley. Esa tensión no es un error; es la característica que diferencia una plataforma comunitaria genuina de simplemente otro sistema controlado. La cuestión no es sobre la libertad absoluta sin límites, sino sobre crear un espacio donde diversas perspectivas puedan coexistir bajo reglas claras y justas.