Australia se está lanzando de cabeza a un enfrentamiento caótico con los gigantes tecnológicos por los niños y las redes sociales. La pregunta que todos se hacen: ¿cómo ha acabado un país enfrentándose a algunas de las mayores plataformas del mundo?

Ya no se trata solo del tiempo frente a la pantalla. Los reguladores australianos están presionando con fuerza para imponer controles más estrictos: verificación de edad, filtros de contenido, todo el paquete completo. ¿Mientras tanto, estos gigantes tecnológicos? Contraatacan, alegando desde preocupaciones de privacidad hasta lo complicado que sería implementarlo.

Lo que hace interesante esta lucha es el precedente que podría sentar. Si Australia consigue descifrar la fórmula para controlar a las grandes tecnológicas en lo que respecta a la protección de menores, es posible que otros países sigan su ejemplo. Estamos hablando de posibles efectos dominó en todo el panorama regulatorio global. ¿Las apuestas? Más altas de lo que la mayoría imagina.