Hay una pregunta que duele—si en 2015 tuvieras 1 millón en mano y lo repartieras en diferentes cestas, ¿cuánto te quedaría ahora?

Veamos primero los niveles míticos:
Nvidia se ha disparado y ahora tienes 220 millones. Bitcoin igual de explosivo, te deja con 230 millones; sin duda, estas dos han sido auténticas máquinas de hacer millonarios en diez años. Tesla, aunque no tan exagerado, sus 24 millones también harían que cualquiera sueñe despierto. Apple, paso a paso, te lleva a 11 millones; Moutai, con 9 millones, mantiene la fe en el licor chino; el Nasdaq, con 5 millones, demuestra que el mercado alcista estadounidense no es un mito.

Ahora lo que está al alcance de la gente común:
El oro mantiene su valor, 3,5 millones, superando la inflación. La vivienda en ciudades de primera línea se duplica a 2 millones; bonos del Estado y depósitos bancarios, ambos atascados en 1,3 millones—pierden frente a la vivienda y también frente a la inflación. El CSI 300 de Shanghái y Shenzhen solo deja 1,2 millones; propiedades en ciudades de tercera y cuarta línea se quedan igual, y las acciones de acero, peor aún, luchan entre 800.000 y 1 millón.

¿Lo más triste? Los amigos que lo apostaron todo al P2P hace diez años ya ni siquiera pueden recuperar el capital, se ha quedado en cero total.

Así es el juego del interés compuesto del tiempo y las decisiones: elegir el camino correcto de verdad puede cambiar tu destino.