¿Alguna vez te has preguntado por qué Zama está recibiendo tanta atención últimamente en el ámbito de la privacidad?

La cuestión es la siguiente: la IA se ha vuelto increíblemente potente, pero hay un problema. Estos modelos necesitan que todo esté expuesto: tu identidad, patrones de comportamiento, historial de transacciones, todo el paquete. Cero privacidad. Ese es el precio que nos han obligado a aceptar.

Pero no tiene por qué ser así. La brecha de confianza entre la capacidad de la IA y la protección de la privacidad del usuario lleva demasiado tiempo ampliándose. La gente quiere beneficiarse de la IA avanzada sin sacrificar su actividad financiera y sus datos personales a sistemas opacos.

Y es ahí donde entran en juego las soluciones con la privacidad como prioridad. Estamos hablando de replantear fundamentalmente cómo se procesan los datos en entornos Web3: mantener todo cifrado mientras la IA sigue haciendo su trabajo. Se acabó la exposición desnuda de los datos.