Hablando de la privacidad, no es ningún adorno bonito que se añade por gusto: es el cimiento del mundo financiero. Sin protección de la privacidad, todo el sistema financiero simplemente no se sostiene.

Ahora hablemos de transparencia. Mucha gente toma la “total transparencia” como un ideal, pero en la realidad esto suele convertirse en una debilidad fatal. Exponerlo todo a la luz del sol suena bien, pero ¿a la hora de la verdad? Riesgos por las nubes.

En cuanto al enfoque técnico, hay una propuesta interesante: permitir que las transacciones se procesen silenciosamente en el dispositivo del usuario y luego subir el resultado a la cadena para su verificación pública. Así se protege la privacidad del proceso y se garantiza la fiabilidad del resultado; este es el verdadero punto de equilibrio entre privacidad y transparencia.

El mercado también merece reflexión. En Occidente están pendientes de cómo se flexibilizará la regulación, mientras que en Oriente se centran más en qué problemas prácticos puede resolver la tecnología. Si seguimos esta tendencia, es probable que los próximos grandes crecimientos se produzcan en los mercados orientales.

¿Y las instituciones tradicionales? Lo que siempre las ha frenado no son las barreras tecnológicas, sino las reuniones interminables y los procesos de toma de decisiones eternos. La verdadera cárcel está en la sala de juntas.