Hay gente que siempre me hace la misma pregunta: ¿Después de tantos años en el mundo cripto, de verdad has ganado dinero?

Este año cumplo 37, llevo 8 años exactos en el sector. Desde que compré mi primera cripto con 29, he visto a muchísima gente entrar y salir, y luego volver otra vez. ¿Que si he conseguido algo? El ciclo alcista de 2020 a 2022 hizo que mi cuenta superara las 8 cifras, y ahora puedo alojarme cada noche en hoteles de 2000 euros sin mirar la etiqueta del precio. Comparado con otras personas de mi generación, nacidas en los 80 y que siguen acumulando experiencia en industrias tradicionales, la verdad es que yo vivo con más libertad.

Pero esto no es para presumir. Lo que realmente quiero contar es el método de gestión de posiciones que he ido perfeccionando con los años —lo llamo el “método de construcción escalonada 343”. Gracias a esta estrategia, que parece torpe, he conseguido sacar con seguridad más de 2 millones del mercado.

Pongo el ejemplo de Bitcoin para que se entienda mejor:

**Primera capa: 30% para tantear el terreno**
Supón que tengo un capital de 120.000 euros; primero entro con el 30%, es decir, 36.000 euros. Es una posición pequeña para probar, así mantengo la calma y si pierdo, lo puedo soportar.

**Segunda capa: 40% de seguimiento**
Si sube, espero a que corrija para aumentar; si baja, por cada 10% de caída añado un 10% de la posición, repartiendo el 40% del capital en varias entradas. Así, pase lo que pase con el mercado, siempre puedo promediar el coste.

**Tercera capa: 30% para rematar**
Cuando la tendencia se aclara, meto el 30% final para asegurar la victoria. Todo el proceso es claro, sin prisas ni nervios.

¿Parece un método “tonto”? A veces, los métodos sencillos son los que más duran.

En cripto, lo más difícil nunca ha sido encontrar un truco secreto, sino controlar tu propia avaricia y pánico. He visto a demasiada gente inteligente perseguir subidas o vender en pánico y acabar liquidados, mientras que yo solo sigo seis palabras: calma, autocontrol y entrar por fases.

El resultado es este: cuando otros compran por FOMO en máximos y venden en mínimos por miedo, yo sigo mi propio ritmo.

En resumen, en el mundo cripto no hay una máquina de imprimir dinero, pero quien tiene disciplina puede convertirlo en su propio cajero automático.