Ocho años haciendo análisis de datos on-chain, he visto tantas tragedias de pérdida de fondos que ya ni las puedo contar. Pero lo que pasó ayer a las tres de la madrugada, ese mensaje de voz que reventó el grupo de WeChat, casi me hace escupir el café sobre el teclado.

Lao Lin, un jugador veterano al que conozco desde hace cinco años, esta vez sí que estaba desesperado de verdad. Aún recuerdo la primera frase que soltó, casi susurrando: "¡Me he quedado sin el dinero que estaba ahorrando para que mi hijo estudiara fuera! ¡Tres millones! ¡Y todo porque mi mujer pulsó el botón de 'confirmar'!"

Me quedé en shock —¿Lao Lin? ¿Quién es Lao Lin? Un minero de los primeros tiempos, tan cuidadoso que hasta para la doble autenticación de los exchanges pone tres contraseñas distintas. ¿Cómo puede alguien así perder el control de su wallet?

Inspiré hondo y le pregunté: "¿No me digas que has pasado la frase semilla por un chat? ¿O la has fotografiado y guardado en el móvil?"

Al otro lado de la línea, silencio. Unos diez segundos. Ese silencio daba más miedo que los gritos de antes.

La historia era tan absurda que no sabía si reír o llorar: antes de irse de viaje de trabajo, Lao Lin, preocupado de que su mujer no supiera usar el monedero, hizo una captura de pantalla de las 12 palabras semilla, añadió etiquetas amablemente indicando "paso 1, 2, 3" y lo mandó todo al grupo familiar de WeChat. Para que no hubiera dudas, incluso grabó un vídeo explicativo.

¿Y el resultado? Su mujer, siguiendo el "tutorial" paso a paso, fue confirmando seis transferencias y, en total, tres millones de USDT desaparecieron en un instante. Cuando contactó con el soporte, la respuesta fue fría como el hielo: "Según el sistema, usted autorizó voluntariamente la operación, no se puede reclamar responsabilidad."

¿Esto es un error de usuario? ¡Para nada! ¡Es como entregarle la llave de la caja fuerte al ladrón con tus propias manos!

Te lo digo en serio: en este mundillo, la "seguridad" no es un eslogan de whitepaper—se escribe con lágrimas y dinero de verdad. Hay tres reglas de oro que deberías grabar a fuego, igual de importantes que la contraseña de tu fecha de nacimiento:

**Primera: la frase semilla es tu vida, jamás la pongas en ningún dispositivo con pantalla**

He visto a demasiada gente, por pereza, guardar la frase semilla en notas del móvil, favoritos de WeChat o incluso sincronizada en la nube—hermano, ¿en qué se diferencia eso de llevar el PIN de la tarjeta escrito en la frente? Para un hacker, encontrar esto es más fácil que ver vídeos de TikTok.

¿La forma correcta? Busca una placa de acero inoxidable 304 (resistente al óxido y la corrosión), graba la frase semilla con punzón de acero o láser, y guárdala en una caja fuerte. No te quejes de que es engorroso—comparado con perder tres millones, esto no es nada.

(Si quieres más consejos de seguridad, estate atento a las próximas entregas)