#特朗普数字资产政策新方向 No te centres solo en los coches de lujo y las buenas noticias de los demás. La vida que envidias puede tener un precio que tú no serías capaz de soportar.

Esto me lo dijo un emprendedor con un patrimonio de más de cien millones. Me contó una verdad muy dura: la vida de la mayoría, en esencia, es igual: un caos absoluto, cada uno paga su propio precio.

Lo que ves de brillante es real. Pero el colapso que no ves, también lo es.

Empezó a emprender con poco más de veinte años y en más de una década no ha dormido una noche tranquila. Recibir llamadas de madrugada, gestionar crisis, apagar fuegos por todas partes, es lo habitual. La empresa creció, logró la libertad financiera, pero la úlcera de estómago, el matrimonio roto y apenas ver a sus hijos también forman parte de su día a día.

Me dijo: "Salud, familia, libertad, todo lo he cambiado por este éxito. ¿De verdad crees que quieres mi vida? No podrías soportar el camino que he recorrido".

Esto también se aplica al mundo de la inversión. Envidias a quien acertó con una moneda que multiplicó por cien, pero no sabes cuántas veces se arruinó antes, cuántas noches sin dormir, cuántos momentos familiares se perdió. Las capturas de pantalla de beneficios que ves en las redes solo muestran el lado bueno; nadie hace fotos a las pérdidas, la ansiedad o los momentos de vender en pérdidas.

Cualquier resultado que deseas tiene detrás toda una serie de costes invisibles. Las redes sociales solo muestran los momentos de gloria editados, no la vida real.

Así que la próxima vez que envidies a alguien, pregúntate primero: ¿Estás dispuesto a soportar el precio que él ha pagado? Piensa bien en el proceso antes de perseguir el resultado.

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