Un mensaje de WeChat a las dos de la madrugada me sacó del informe de repaso. Al abrirlo, las pocas palabras enviadas por un seguidor veterano me hicieron despertar de inmediato: "Mis monedas, han desaparecido todas".

Al contestar la llamada, su voz temblaba. Un patrimonio de siete cifras, delante de los ojos de él y su esposa, se esfumó en cuestión de minutos. Lo más extraño es que no hicieron nada: no pulsaron ningún botón de confirmación, no introdujeron ningún código de verificación, y aun así, las principales criptomonedas de su monedero desaparecieron sin dejar rastro.

Al principio pensé que sería un desplome repentino del mercado o un fallo del sistema del exchange, cosas que ya he visto muchas veces. Pero me dijo que, al revisar el historial de transacciones, había decenas de pequeños retiros, uno tras otro, enviados a más de diez direcciones desconocidas. Fue entonces cuando me di cuenta: habían sido hackeados.

¿Denunciarlo a la policía? Dijeron: "De momento no podemos abrir un caso, primero revisad si ha sido alguien de la familia". ¿Contactar con el proyecto? Respondieron directamente: "Las transacciones en la blockchain son irreversibles". Así, los ahorros de varios años se convirtieron en una cadena de hashes imposibles de recuperar.

Llevo ocho años en este mercado y he visto a mucha gente perder dinero por errores en el análisis del mercado, pero casos como este, donde alguien vacía tu monedero sin que te enteres, rara vez son problemas técnicos; suelen ser fallos en la conciencia de seguridad.

Después, al ayudarle a analizar los dispositivos, descubrí cuatro hábitos fatales en su móvil. En resumen, esos fallos son como colgar una llave maestra en la puerta del monedero, dejando que el hacker entre como si fuera su casa. Muchos creen que nunca les va a pasar, pero la realidad es que la defensa de la seguridad de tus activos es probablemente mucho más frágil de lo que imaginas.

Este caso me impactó profundamente. Los riesgos del mercado se pueden evitar con estrategia, pero si una brecha de seguridad es explotada, ni siquiera tendrás tiempo de reaccionar.