"¡Si vuelvo a tocar los contratos, me corto la mano!" Hace tres años, en un hostal de una pequeña ciudad del sur, lancé este juramento mientras miraba cómo se desplomaban mis posiciones. Los 80.000 euros de capital en la cuenta se esfumaron en un instante, casi estrello el móvil contra el suelo, y durante una temporada estaba tan tieso que tenía que calcular hasta el último céntimo para coger un taxi. Pero, ¿quién iba a imaginar que, con solo 1.000 stablecoins que me quedaban, conseguiría volver a subir la cuenta hasta 87.000? ¿El secreto? Si lo cuento, los veteranos se reirán: cuanto más prudente, más aguantas; si aguantas, ya tienes la mitad ganado.

Después de ocho años en este mundillo, he visto innumerables "historias de hacerse rico" y he escuchado infinidad de confesiones de liquidaciones forzadas. Sinceramente, el mercado cripto no es ninguna "arena de valientes", se parece más a "gana el que sobrevive". Los que van de duros y gritan "todo al all-in y listo" acaban casi todos siendo carne de cañón para el mercado. En cambio, los que sabemos cuándo ceder, como yo, somos los que sobrevivimos ronda tras ronda.

A principios de 2024, cuando solo me quedaban 1.000 stablecoins en el bolsillo, volví a intentarlo, pero esta vez me puse tres reglas de hierro. Ahora las comparto con todos, cada una pagada con dinero real:

**Primera regla: Divide el capital en partes pequeñas y que cada posición abierta no supere el precio de una taza de té con leche.**
Dividí directamente esas 1.000 stablecoins en 10 partes para gestionarlas por separado, y como mucho utilizo 4 partes en una operación. Es decir, aunque esa operación se vaya a cero, aún me quedan 6 partes para remontar. ¿Las otras 6? Todas a un producto de ahorro flexible; el 4,2% anual no es mucho, pero gota a gota, cuando el mercado va mal, con los intereses me doy un buen homenaje. No me digas que soy demasiado conservador: un seguidor mío el año pasado no me hizo caso, metió los 20.000 euros de golpe y, cuando ETH se desplomó de repente...