Los organismos estadounidenses de supervisión bancaria están eliminando restricciones sobre los préstamos apalancados que datan de hace más de una década. Esta medida llega en un momento en que los mercados de crédito privado están creciendo de forma explosiva, mientras los bancos tradicionales se resisten ante lo que consideran un exceso regulatorio que les está apartando del juego. Este cambio podría transformar la forma en que fluye el capital a través del sistema financiero, abriendo potencialmente nuevas vías para la liquidez institucional que podría acabar llegando a activos alternativos. Los bancos argumentaban que el antiguo marco regulatorio les colocaba en desventaja frente a los prestamistas en la sombra, mucho menos regulados. Ahora, con el relajamiento de las restricciones, se espera que la competencia por la rentabilidad se intensifique.