La semana pasada conocí a un colega que me contó que por fin había salido del infierno de los futuros.

El mes pasado, con el Bitcoin lateralizando cerca de los 90.000 dólares, se le calentó la cabeza y abrió un largo con apalancamiento x5. ¿Baja un 3%? No pasa nada, se puede aguantar. Pero de repente, llegó una caída brusca de madrugada: 80.000 euros volatilizados al instante, ni siquiera tuvo oportunidad de reclamar.

Ayer se repitió la misma historia.

Acabo de revisar los datos de Coinglass: en las últimas 24 horas, 574.000 personas se han estrellado en el mercado de futuros, y 1.725 millones de dólares se han esfumado. Solo en futuros de Bitcoin se han liquidado 184 millones de dólares.

Mucha gente piensa que los futuros son el atajo para ganar mucho con poco capital, pero no saben que de esos cientos de puntos que ganas, al menos la mitad son sangre de otros que han sido liquidados.

Si compras spot y te equivocas, como mucho te haces el muerto y esperas tumbado. Pero si en futuros te apalancas y aún así aguantas, simplemente estás regalando tu dinero a otros.

Ahora ese colega ha aprendido la lección. Cada vez que abre una posición pone un stop loss del 8%. La semana pasada, cuando Bitcoin bajó a 86.000, salió con stop loss y solo perdió unos miles. En cuanto vio una señal de rebote, volvió a entrar y no solo recuperó, sino que ganó algo.

Los que realmente sobreviven en este sector suelen actuar al revés: la mayor parte del tiempo están fuera del mercado, esperando como cazadores al acecho. Una vez le vi mirando la pantalla embobado durante dos horas sin abrir ninguna operación. Le pregunté por qué no hacía nada y me dijo: "Si no veo la señal, espero. Mejor eso que abrir al azar y acabar liquidado."

Esto es como el boxeo: el que entra lanzando golpes a lo loco es el primero en caer; lo importante es analizar la situación antes de actuar.

El trading de futuros, en apariencia, es solo comprar y vender, pero en realidad es como pilotar un avión: el stop loss es el freno. ¿Vas a acelerar sin saber frenar? Tarde o temprano te estrellas.

No es que los principiantes no puedan intentarlo, pero primero hay que dominar lo básico. Al fin y al cabo, el mercado no va a tener piedad solo porque seas nuevo.