Llevo seis años en el mundo cripto, y jamás pensé que acabaría sufriendo una “muerte social” en la puerta de una tienda de bubble tea.

Acababa de pedir un Yangzhi Ganlu y todavía lo estaban preparando. Aproveché para transferirle a mi mujer algo de dinero para que se comprara ropa y, de repente, el móvil mostró: “Transacción anómala, cuenta temporalmente bloqueada”. En ese instante, ningún dulce podía salvar mi ánimo; me quedé totalmente en shock frente a la caja.

Siempre voy diciendo “la seguridad es lo primero” como buen analista, y mira por dónde, me tocó a mí. Esta historia hay que analizarla bien, porque son lecciones que he aprendido perdiendo dinero de verdad.

La cosa fue así: esta tarjeta la uso únicamente para movimientos legales y claros; aquí recibo el sueldo y los ingresos de consultoría, limpia como un disco duro recién formateado. La única “operación fuera de lo habitual” ocurrió hace diez días: recibí una transferencia con el concepto “Honorarios por colaboración técnica”. Era de un partner con el que ya había trabajado antes, que me dijo que me enviaría una parte del adelanto, y yo, sin pensarlo mucho, acepté.

Y aquí estamos. Cuando conseguí hablar con el servicio de atención al cliente, me explicaron: la cuenta de origen de ese dinero ha tenido recientemente movimientos intensos de fondos entre plataformas, y el sistema la marcó como “vinculada a alto riesgo”. En otras palabras, mi tarjeta quedó “salpicada”. Aunque yo no haya hecho nada malo, ahora tengo que entregar un montón de documentación para desbloquearla.

Esto me ha hecho entenderlo todo: en el sector cripto hay “zonas de peligro invisibles” en las que es facilísimo caer, sobre todo si eres principiante. No pienses que “si no hago nada malo, estoy a salvo”. Los criterios de los sistemas de control son mucho más estrictos de lo que imaginas:

**Primera regla: nunca pongas conceptos extraños en las transferencias.**

Muchos, cuando reciben dinero, dejan que el remitente escriba cosas como “retorno de inversión” o “dividendos de contrato” y lo aceptan sin más. Esto es como dar pistas directamente al sistema de control de riesgos. Lo correcto es hablarlo antes y acordar conceptos neutros como “honorarios por servicios técnicos”, “consultoría” o “diseño”.