A los 39 años todavía andaba dando vueltas en Fuzhou, y ahora ya tengo mi hogar en Xiamen. Hace ocho años entré en el mundillo con 2000U en el bolsillo, sin saber nada, solo tirando para adelante. Los números de la cuenta hace tiempo que cambiaron de aspecto; solo este año, con ETH, BTC y SOL, en medio año gané más de 1.700.000U. El chalet de Putian lo compré el año pasado y el piso en Xiamen, aún antes.

Mirando atrás, en este mercado los que realmente sobreviven no son los que más arriesgan. Son los que saben cuándo hay que pisar el freno.

Estos años he resumido siete puntos; no son ningún secreto, pero cada uno lo he aprendido a base de dinero real:

Primero, no mires solo el precio. El volumen de negociación es la clave. El precio puede engañar, el volumen no: es el pulso real del mercado.

Segundo, ¿después de una subida el precio baja poco a poco? No te asustes. Puede que alguien esté acumulando en silencio. Lo realmente peligroso es cuando, tras un estallido de volumen, aparece una gran vela roja: eso es una trampa, y si no sales rápido te quedas atrapado.

Tercero, ¿el precio sube poco a poco tras una gran caída? No te precipites a comprar. Muchas veces eso no es recuperación, sino la última oportunidad de salir. El mercado siempre castiga a los que piensan “ya no puede bajar más”.

Cuarto, un aumento de volumen no siempre indica techo, pero una bajada de volumen es más peligrosa. Si el volumen acompaña la subida, aún hay interés; si la negociación se enfría, el desplome suele estar cerca.

Quinto, aunque el volumen aumente en un suelo, no te lances. Un solo día de volumen alto no significa nada; la clave está en ver si después se mantiene y se consolida.

Sexto, detrás de las velas están las emociones humanas. El volumen refleja la fuerza del consenso; el precio es solo un indicador de emociones. Si entiendes el volumen, puedes captar el ritmo.

Séptimo, y el más difícil: el nivel más alto es el “vacío”. No tener avaricia, ni miedo ni prisas; estar en liquidez cuando toca, y actuar sin dudar cuando llega el momento.

En este mundillo, los que ganan nunca son los más rápidos, sino los que saben mantener la calma y esperar.