Brian Moynihan, de Bank of America, acaba de dar un baño de realidad a los reguladores del Reino Unido. ¿Su mensaje? Si Londres quiere mantener su corona como uno de los principales centros financieros, el marco regulatorio debe seguir siendo competitivo a nivel global. Con centros financieros de todo el mundo compitiendo por atraer capital e innovación, unas normas demasiado rígidas podrían empujar a las empresas a otros lugares. Es un ejercicio de equilibrio: mantener los estándares sin ahogar el crecimiento. A medida que las finanzas tradicionales y las criptomonedas se solapan cada vez más, esta conversación cobra otra dimensión. ¿Se adaptará el Reino Unido con la suficiente rapidez o verá cómo el talento y el capital se marchan a jurisdicciones más flexibles?