El marketing de proyectos Web3 hace tiempo que dejó de funcionar con la táctica de "vender humo". Especialmente en productos del sector de la privacidad, que ya de por sí generan conversación: hay que ser más atrevido y cercano a la comunidad para lograr que los usuarios compartan de forma espontánea.

Hay una idea que merece la pena explorar: convertir el concepto técnico de la "prueba de privacidad" en una etiqueta de pertenencia a una comunidad.

¿Cómo se implementa esto? Se puede dividir en cuatro pasos:

Primer paso: traduce la funcionalidad del producto en un símbolo de identidad. Cuando el usuario utiliza tu sistema de verificación de privacidad, no está solo realizando una acción, sino que pasa a formar parte de un círculo de "los que saben".

Segundo paso: genera escasez y sensación de ritual. No permitas que todos consigan fácilmente ese distintivo de identidad; marca requisitos de acceso y diseña un proceso de superación para aumentar la sensación de logro.

Tercer paso: deja que la comunidad cree sus propios memes y cultura. Desde el lado oficial, habla menos y da más espacio y motivación a los usuarios para crear y compartir; el contenido generado por el usuario (UGC) es el difusor más potente.

Cuarto paso: convierte la difusión en un interés colectivo. Los primeros participantes deben poder beneficiarse del crecimiento posterior; un mecanismo así motiva de forma natural a que inviten a más gente.

La esencia del marketing es conseguir que los usuarios piensen: "lo raro sería no compartirlo".