No te dejes engañar por el repentino giro de Rusia hacia las criptomonedas; el asunto no es tan sencillo. Los del banco central dicen ahora que van a eliminar la restricción para inversores de alto patrimonio—antes necesitabas tener 1,3 millones de dólares para poder acceder legalmente al bitcoin, pero ahora cualquier persona podrá comprarlo a través del banco. ¿Suena a apertura? En realidad, es una medida desesperada ante las sanciones que les han arrinconado.

El verdadero objetivo de esta jugada es sacar a los minoristas de la zona gris y meterlos bajo el radar de la regulación. ¿Crees que lo están liberalizando? En realidad, lo que buscan es que todas las transacciones pasen por el sistema bancario, donde la hacienda y los servicios de inteligencia podrán vigilarlas de cerca. ¿Libertad financiera? Ni lo sueñes, esto es una redada regulatoria a lo grande.

Los bancos locales llevaban tiempo afilando los cuchillos. El segundo banco más grande, VTB, ya ha anunciado que podría lanzar servicios de compraventa directa en 2026, empezando por los superricos. Ya han sacado la guadaña, ¿de verdad crees que los pequeños inversores podrán escapar?

Pero lo más duro está por llegar. Los asesores del Kremlin proponen convertir la minería en una industria de exportación oficial—para ellos, el bitcoin es como el petróleo o el gas en versión digital, pensado para conseguir divisas y sortear sanciones. En resumen, esto ya se ha convertido en una herramienta estratégica de Estado.

Cuando una gran potencia entra, nunca es por fe; lo que les interesa es la capacidad de pago del bitcoin que no se puede congelar y su valor transfronterizo. Rusia es el segundo mayor minero del mundo; tras esta absorción, olvidar lo de la despolitización es una quimera.

A corto plazo, sí, aparece un gran comprador estatal y aumenta la liquidez. Pero ¿y a largo plazo? Estás participando en un mercado donde los países te usan como peón, y la volatilidad y el riesgo regulatorio solo van a ir a más. Puedes mirar desde la barrera, pero antes de meter dinero de verdad, piénsatelo dos veces.