El Banco de Japón va en serio: en diciembre podría implementar el mayor tipo de interés desde 1995.

¿Te suena a asunto de las finanzas tradicionales? No seas ingenuo. El dinero global se comporta como el agua: donde se aprieta, en otro lado hay reacción en cadena. En los últimos años, los fondos japoneses a coste ultrabajo han salido en masa, y el mercado cripto también ha recibido su parte. Ahora, si de repente cierran el grifo, a corto plazo BTC y ETH —las principales monedas— seguramente se resientan.

Especial atención durante la sesión asiática. Los inversores japoneses siempre han sido sensibles y, si la liquidez se estrecha, la volatilidad puede ser mayor de lo habitual. Pero, dicho esto, tampoco es algo inesperado: el rumor lleva tiempo en el mercado, y cuando finalmente se materialice quizá sea un “fin de la incertidumbre”. La clave está en ver si el Banco de Japón suaviza su discurso y ofrece un periodo de transición.

¿Qué puede hacer el pequeño inversor?

Primero, no te dejes llevar por el pánico. Justo antes y después de la noticia, el mercado tiende a exagerar el miedo o la euforia; actuar por impulso suele salir caro.
Segundo, vigila a la Reserva Federal, eso es lo importante. El panorama global de tipos de interés lo dicta Estados Unidos; Japón es actor secundario. Si vas a spot, aprovecha la volatilidad para entrar por fases; si operas con apalancamiento, controla tu exposición: en estos momentos, operar con alto apalancamiento es como bailar sobre el alambre.

El entorno cambia, pero la lógica de fondo del mercado alcista sigue ahí. La volatilidad no es el enemigo; lo importante es no dejarse arrastrar por las emociones. Mantén lo que debas mantener, espera si es necesario: las oportunidades siempre las aprovechan los que están preparados.