Esta cifra da un poco de miedo: la deuda pública de Estados Unidos ha superado oficialmente los 30 billones de dólares.

Según los últimos datos del Departamento del Tesoro, el volumen total de letras, pagarés y bonos del Tesoro en noviembre alcanzó los 30,2 billones, con un aumento mensual del 0,7%. Más llamativo aún es que, en comparación con 2018, esta cifra se ha más que duplicado.

La factura de aquellos años de imprimir dinero durante la pandemia empieza a pasar ahora. El problema es que el gasto en intereses de la deuda se está convirtiendo en un pozo sin fondo: solo en intereses se queman más de un billón de dólares al año. Para la sostenibilidad fiscal, esto es sin duda una bomba de relojería.

Para el mundo cripto, la sombra de este tipo de crisis de deuda soberana también refuerza, en cierta medida, la narrativa de los activos descentralizados. Al fin y al cabo, cuando el crédito de la moneda fiduciaria se diluye hasta este extremo, el mercado siempre buscará algún tipo de cobertura.