Mirando atrás estos 9 días, 8.000 euros de capital inicial se convirtieron en 1 millón; hasta yo mismo lo encuentro un poco surrealista.

No hay nada de místico, simplemente acerté el ritmo en esos momentos clave.

El día 10 estuve pegado a la pantalla; ZEC llevaba mucho tiempo lateralizando cerca de 500, y desde el análisis técnico la señal de ruptura era bastante clara, así que probé una posición larga. No me esperaba que esta moneda se volviera loca de esa forma: subió directamente hasta 648 antes de detenerse. Vendí por tramos cerca de 640, y esa operación me dejó 70.000 dólares de beneficio. El corazón me iba a mil, porque para mí esa cifra ya es bastante impresionante.

Al día siguiente, con la cabeza más fría, analicé lo ocurrido y vi que ZEC había subido demasiado y seguramente corregiría. Efectivamente, apareció una estructura de techo bastante clara en la zona de 580, así que abrí una posición corta. De nuevo acerté: el precio retrocedió hasta 450 y fui cerrando posiciones cerca de 470, con esta operación gané otros 460.000 dólares. El cambio en el saldo de la cuenta me parecía irreal.

No me dejé llevar y me fijé en BTC. En ese momento rondaba los 95.264, y todos los indicadores apuntaban a una corrección a corto plazo. Abrí una posición corta y pasé la noche en vela, viendo cómo una gran vela roja llevaba el precio hasta la zona de 91.000. Me temblaban las manos; fui recogiendo beneficios en varias tandas y al despertar por la mañana vi que había sumado otros 400.000 dólares.

En 9 días, el capital se multiplicó por 125.

La verdad, este tipo de oportunidades no se buscan, simplemente aparecen. El mercado dio las señales y yo supe interpretarlas, no hay más. Ahora ZEC está empezando a formar una nueva estructura y estoy observando si puedo volver a aprovecharlo. Pero esta vez seré más prudente: en este mercado, la experiencia de ayer puede convertirse en la trampa de hoy en cualquier momento.