Es bastante normal que los universitarios se agrupen para entrar en Web3.

No hay nada de malo en que los jóvenes se acerquen pronto a este sector, de hecho, incluso es algo positivo.

Mira a estos estudiantes de ahora: unos se dedican a los coleccionables digitales, otros a los NFT, otros buscan oportunidades de arbitraje en juegos en cadena... Hay quienes de verdad han pasado de 100.000 a 10 millones de capital inicial, y este tipo de casos ya no sorprenden en el sector. Ya sea ganando o perdiendo, todo esto es experiencia práctica que no se puede comprar con dinero.

La verdad, lo más peligroso en la vida no es tropezar de joven, sino dejarse llevar por el éxito demasiado pronto. Entre los 18 y los 30 años, el coste de equivocarse es el más bajo; es precisamente la etapa para experimentar y arriesgarse.