La apuesta de billones de dólares de las grandes tecnológicas por los centros de datos acaba de recibir resistencia de una fuente inesperada. El director ejecutivo de IBM ha echado un jarro de agua fría sobre la oleada de gasto en infraestructuras, cuestionando si el enorme capital invertido en estas instalaciones llegará alguna vez a generar rendimientos positivos. El escepticismo surge justo cuando los proveedores de servicios en la nube y las empresas de IA compiten por construir capacidad de computación a una escala sin precedentes. Mientras otros persiguen la expansión, un veterano del sector plantea la pregunta incómoda: ¿realmente salen las cuentas?