El precio del BTC, si miras la curva, parece un electrocardiograma.

Si echas un vistazo a los gráficos de velas de 2011 a 2013, es literalmente el paraíso para los amantes de las montañas rusas: la primera ola subió directamente 100 veces, la segunda, algo más tranquila, aun así multiplicó por 10, y la tercera terminó con un aumento de 7 veces. En esos tres años, la palabra "volatilidad" cobró todo su significado.

¿Eso de que "un año en el mundo cripto equivale a diez en el mundo real" te suena exagerado? Si amplías la línea temporal, verás que en realidad la frase se queda corta.

Desde los 0,0025 dólares cuando nació en 2009, hasta aquella noche loca de diciembre de 2017—20.000 dólares. El aumento es de 8 millones de veces. Incluso después de la corrección hasta los aproximadamente 7.200 dólares al momento de escribir esto, respecto al punto de partida inicial, sigue siendo una subida de 3 millones de veces.

¿Y qué significa multiplicar por 3 millones? Un ejercicio sencillo: si hubieras invertido 1 euro entonces, ahora serían 3 millones; si pusiste 10, serían 30 millones; si apostaste 100, ahora tendrías 300 millones en la cuenta.

Esto no es que "la bici se convierte en moto", sería más justo decir que la bici se ha convertido directamente en una nave espacial.

Entre tú y aquellos que ya han alcanzado la libertad financiera podría haber simplemente una decisión de comprar BTC en los primeros años. Por supuesto, no te digo que apuestes a lo loco, sino que—en ocasiones, juzgar bien una tendencia y el momento de entrar puede cambiarlo todo.

La historia de riqueza creada por el BTC en estos diez años ha hecho millonarios a muchos de los primeros participantes. Algunos eran geeks tecnológicos, otros apostadores valientes, y otros simplemente tuvieron suerte. Pero todos tienen algo en común: cuando los demás no entendían nada, ellos eligieron creer.