Cada vez que mi cuenta se pone en rojo, vuelvo a revisar mi estrategia de gestión de capital. Recientemente he analizado un método bastante práctico: dividir el capital inicial en tres partes.

¿Cómo funciona exactamente? La primera parte se utiliza para entrar en el mercado, la segunda se reserva como fondo de emergencia para cubrir posibles retrocesos, y la tercera se guarda para los gastos cotidianos. Aquí viene lo importante: en cuanto la cuenta de trading empieza a generar beneficios, no reinviertas todo de golpe; vuelve a dividirlo en tres partes. Un tercio para aumentar la posición y ampliar la ganancia, y el resto para reforzar tanto el fondo de vida diaria como el fondo de riesgo. Por el contrario, si por desgracia sufres pérdidas, utiliza el fondo de emergencia para cubrir el agujero y sigue repitiendo este ciclo.

He probado muchas estrategias de gestión de posiciones y, hasta ahora, este método me parece el más fiable: permite controlar el nivel de retroceso en cada operación y, al mismo tiempo, que los beneficios crezcan de manera constante como una bola de nieve. Al fin y al cabo, invertir no es como ir al casino y apostarlo todo; cuanto más tiempo sobrevivas, más oportunidades tendrás de aprovechar la siguiente ronda.