Un fan mío el año pasado fue duramente educado por el mercado.

Su cuenta pasó de la cima al fondo, perdió más de tres millones, eliminó su círculo de amigos, en casa le miraban con frialdad todos los días, y sus colegas dejaron de cogerle el teléfono. Ese tipo de desesperación, solo la entiende quien la ha vivido.

Luego hablé con él y le solté: "Perder todo el dinero no es el final; perder el ánimo, sí que lo es."

Me dijo que esa noche no pudo dormir en toda la noche, pero a la mañana siguiente de repente lo entendió: ya que seguía vivo, iba a intentarlo una vez más.

En la cuenta solo le quedaban 3500U, ya era su último capital disponible.

Pero esta vez no se la jugó.

No persiguió modas, no escuchó rumores, no operó con activos que no entendía; cada día solo seguía unas pocas criptomonedas que conocía bien y esperaba a que saliera la tendencia para actuar.

Dividió los 3500U en dos partes: una la reservó para defensa y la otra para atacar. Cerraba cada operación al ganar entre un 5 y un 10%, y si sentía que no iba bien, cortaba de inmediato, sin dudar.

Al final de la primera semana, la cuenta llegó a 5200.
La segunda semana, 8600.
En la sexta semana, el saldo superó los 40.000.

Cuando me escribió, no estaba eufórico, solo dijo: "Por fin, joder, he salido del agujero."

Si veo cómo operó, en realidad no tiene ningún truco especial: simplemente cambió todos los malos hábitos de antes.

No iba all-in, no aguantaba posiciones perdedoras, no era codicioso; cada operación seguía el plan, si se equivocaba lo asumía, y no dejaba que las emociones influyeran en su juicio.

Entonces, ¿se puede recuperar una cuenta pequeña?

Sí, pero hay que cambiar de verdad.

Recuperarse nunca ha sido cuestión de gritar consignas o de fe ciega, sino de tratar el trading como un oficio, puliéndolo poco a poco.

Si mantienes el ritmo, el dinero volverá solo.

Oportunidades hay todos los días; la cuestión es si todavía quieres ganar.