Puede que no te lo creas, pero mi experiencia en el mundo cripto estos últimos años ha sido una auténtica montaña rusa.

Empecé en 2017, cuando entré con un capital inicial de 26.000 yuanes para operar en spot. Tuve bastante suerte esos años, acerté varias tendencias y aguanté todo el camino hasta el momento más loco del mercado alcista de 2021: el saldo de mi cuenta llegó a 120 millones.

En ese momento, la regulación se endureció de repente. Reaccioné rápido y logré retirar 110 millones justo en el momento más estricto. Pensé que no pasaba nada por dejarme diez millones para seguir jugando, pero jamás imaginé lo que vendría después: el asunto de Luna hizo que esos diez millones se esfumaran por completo. Todo estaba en posiciones spot, y tuve que ver cómo mi patrimonio se evaporaba sin poder hacer nada. Esa sensación es realmente amarga.

Después de tomarme un descanso, a principios de 2024 me entró el gusanillo otra vez y deposité 12.000 USDT para probar con los contratos. Los dos primeros meses fueron una locura: llegué a ganar hasta 300.000 USDT y sentí que volvía a estar en racha. Pero el resto de la historia ya os la imagináis: un error de juicio con una posición apalancada, liquidación total y vuelta a cero.

Aun así, no me rendí. Fui ingresando varias veces más, cada vez poco más de 1.000 USDT, pero siempre acababa igual: a cero. Ahora ya no toco los contratos, para mí son un pozo sin fondo y de verdad que no consigo cogerle el ritmo.

Mirando atrás, el spot me dio la libertad financiera, pero los contratos me devolvieron a la casilla de salida. El mercado es así: cuando te da una oportunidad, hay que saber retirarse a tiempo; la avaricia suele ser el mayor enemigo.