Esa plataforma representa algo más grande que solo las redes sociales: se trata de devolver el poder a la gente común. Piénsalo: ¿los medios de comunicación tradicionales? ¿Controlados por qué, quizá una docena de directivos en la cima? Mientras tanto, cualquiera con acceso a internet puede ahora dar primicias, compartir perspectivas y desafiar narrativas.

Esto es, básicamente, periodismo ciudadano potenciado. No hay guardianes filtrando lo que te permiten ver. La multitud decide qué merece atención. Claro, a veces es caótico, pero ese es el precio de la verdadera libertad de expresión.

Estamos presenciando medios descentralizados en tiempo real. Ya sea que reemplacen por completo a los sistemas tradicionales o simplemente los obliguen a evolucionar, de cualquier forma, el genio ya salió de la botella.